Posted by : Santacenero jueves, 19 de diciembre de 2013

Aquí os dejo el relato que iba a presentar al concurso organizado por @400metros El tema era Navidad y Running. Lástima que se me pasara el plazo.. ¡Espero que os guste!



Al principio no entendí el significado del regalo que había junto al árbol de Navidad. Luego recapitulé las palabras de mi padre. Él siempre me habló de una tribu perdida en el corazón de las Barrancas del Cobre. Unas personas que debido a las vicisitudes de la historia habían quedado aislados del resto de la civilización y no habían olvidado el arte de correr.

Correr era su estilo de vida. Podían recorrer al día cientos de kilómetros sin aparentemente esfuerzo. ¿Eran super-humanos? No, simplemente sus pies seguían libres, a diferencia de los del resto del mundo occidental.

Todo empezaba a cuadrarme. Yo tenía quince años cuando tuve esa revelación en aquella Navidad. Desde muy pequeñito siempre me apasionó el atletismo, pero necesitaba un estímulo para volar alto. Ese día lo tuve.

Cuando paseaba con mi padre él siempre se fijaba cuando nos cruzábamos con otro corredor. - “Mira Pablo, ese no conoce el secreto de correr” – Yo me preguntaba cuál sería ese secreto, que al parecer, según los corredores que veíamos casi ninguno lo conocía.

Todos corrían “ciegos”. Sus pies no sentían por donde iban y sus piernas no respondían adecuadamente. Y a veces se equivocaban y sufrían. El resultado era el dolor y las lesiones.

Un día nos cruzamos con un corredor que conocía el secreto. Mi padre se sobresaltó y me dijo: “Mira, date cuenta como corre aquel muchacho!” Su estilo era muy distinto a los de los otros. Corría muy erguido, sus pies parecían acariciar el suelo con una zancada corta y rápida. Y tenía una sonrisa en la cara. No parecía sufrir corriendo, parecía disfrutar. Apuesto que podría continuar corriendo así decenas de kilómetros.

Cuando estaba inspeccionando el paquete apareció mi padre con una leve sonrisa. La agité y empecé a desenvolver el regalo. Era una caja de zapatos. ¿Serían unas zapatillas mágicas? ¿Sería el secreto lo que me regalaba mi padre? Abrí la caja y estaba vacía.

¡Claro! ¡El secreto está en los pies! ¡En tus pies! ¡En unos pies libres que puedan “ver” y sentir el terreno! Aquel muchacho que vimos una vez corría descalzo.


by @santacenero

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