Posted by : Santacenero sábado, 17 de noviembre de 2012

En todo lo que hacemos por norma general llega un momento en el que nos estancamos, pese a que practiquemos y practiquemos. Por lógica podríamos pensar que cuanto mas practicáramos una destreza más mejoraríamos, pero no es así. La clave no es practicar mucho sino practicar de manera correcta.


Según dijo el psicólogo Paul Fitts existen tres etapas en el proceso de aprendizaje y desarrollo de una destreza:
  • Cognitiva: Cuando estamos aprendiendo y nos vamos fijamos en lo que hacemos y como lo hacemos.
  • Asociativa: Cuando ya lo vamos pillando. Empezamos a cometer menos errores y a mejorar.
  • Autónoma: Cuando hacemos las cosas automáticamente, sin pensar.
Así que se dice que llegamos al estancamiento satisfactorio cuando alcanzamos la tercera fase, cuando vamos en piloto automático.

Entonces... ¿qué hay que hacer para mejorar en algo? Los expertos en cualquier cosa hacen "prácticas deliberadas". Es decir, practican aquello donde cometen más errores. Eso les obliga a estar siempre en la fase cognitiva. Practicar algo que ya dominas te lleva a poner el piloto automático y a estancarte. En otras palabras: para mejorar hay que observar los fallos y aprender de los errores.

Extrapolando esto al running, si todos los días hacemos rodajes de 5 km nunca mejoraremos. Al principio sí, pero llegará un momento en que alcanzaremos la tercera fase, el estancamiento satisfactorio. Ante eso ¿qué podemos hacer? Pues lo que se suele hacer: series, cuestas, tiradas más largas, técnica de carrera, etc... Sobretodo intentar que el cuerpo no se acostumbre a hacer siempre la misma rutina, que no ponga el piloto automático. Si nuestro objetivo es hacer los 10k por debajo de 40 minutos, vamos a entrenar series para conseguir ser más veloces. Si vemos que en las cuestas bajamos mucho el rendimiento, vamos a practicar las cuestas, etc... Sentido común, vamos.

Colectivamente también se llega al estancamiento satisfactorio. Sin embargo, la realimentación, esto es fijarnos en los que mejoran, hace que mejoremos el resto también. Esto pasa mucho en el atletismo y en otros deportes. Por ejemplo en la distancia de la milla (1609 metros), hace más de 50 años no se creía que se pudiera correr por debajo de 4 minutos. Nunca lo había hecho nadie. Sin embargo, un día Roger Bannister en 1954 logró superar esa barrera. Lo curioso fue que 6 semanas después le superó John Landy y cuatro años después ya era de los más normal.



Algo parecido ocurrió en ciclismo cuando Miguel Indurain batió el record de la hora, sobrepasando la barrera de los 53 kilómetros y a los pocos días Tony Rominger le superó.



Fuente: Libro "Los desafíos de la memoria" - Joshua Foer

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