Después de un año de transición al minimalismo (con mis Adidas AdiZero) y de algo más cuatro meses como minimalista (con mis Newfeel Many y mis Merrel Trail Glove) ya me estaban entrando ganas de probar el barefoot de verdad: correr descalzo.

Así que decidí que este fin de semana tenía que probarlo. Tras unos diez kilómetros con las Merrel a un ritmo tirando a relajado llegué al punto donde tenía pensado descalzarme. Un lugar, todo sea dicho, poco transitado...

Eso fue lo peor, quitarme las zapatillas, vencer a la vergüenza. Miré a un lado, a otro, y me las quité (calcetines incluidos, claro!). Mis primeros pasos fueron por una acera. Las primeras sensaciones, libertad, ligereza. 

Los primeros metros fui por acera, de esta en la que las baldosas son de cuadraditos. Se clavaban mucho, pero no como para causar dolor. Simplemente había que ir con cuidado y ya está. Luego ya salí a la carretera, que era adoquinada, pero no con adoquines como los de antes, más lisos. Por ahí fui mucho mejor, con menos miedo. Pude incrementar el ritmo y llegar a un pico, según el Endomondo, de 4:24 min/km.

La nota curiosa fue cuando pasaron unos ciclistas y oí que dijeron... "Mira ese!" Normal que se sorprendieran... ¡Uno corriendo como un humano!

Con la "emoción" se me olvidó echarme una foto a los pies para inmortalizar el momento, así que os voy a tener que dejar con este vídeo ilustrativo de Mark Cuccuzella.